El Centro Espírita Joanna de Angelis, Lima-Perú, envía un saludo con mucho cariño a todas las Madres en su día, deseándoles mucho amor y paz en en sus vidas para seguir cumpliendo bajo el amparo y protección del Maestro Jesús la noble misión de ser Madre.
Maternidad Angelical
Clasificándose a los seres angélicos, se destaca el maternal, que es una verdadera estrella inapagable en la noche terrestre.
Ser madre es poder desdoblar del corazón afectuoso todas las fibras con las que envuelve a los hijos que abriga en el seno generoso y rico de ternura.
Cuando todas las alegrías enmudecen en el rostro atormentado del ser humano, la sonrisa materna, jovial y encantadora, hablando sin palabras sobre la esperanza, le restituye el júbilo perdido.
Cuando los reveses señalan la jornada conduciendo aquel que los padece en la dirección del foso de la amargura, la serenidad materna contribuye para su inmediata recuperación.
Cuando el miedo, la ansiedad y la soledad amenazan atormentar a la criatura en las trabas de la alucinación, es ella la que surge, bondadosa y confiada, devolviéndole el coraje, la confianza y la compañía.
Ser madre es hacerse permanente luz en la oscuridad, seguridad en la travesía difícil y en la superación de los obstáculos.
Su figura, ahora seria, otras veces risueña, se transforma en una imagen de inexorable belleza en las evocaciones del alma.
Sacrificada, casi siempre, nunca se queja, nunca se cansa, nunca desiste de amar...
Frágil, se hace vigorosa, durante la desdicha del hijo, masculino o femenino, levantándolo del abismo en que cayó.
Siempre vigilante, es feliz cuando la familia está cerca, o, en la distancia, cuando todos siguen el sendero del Bien.
Sufre, siempre que alguno de ellos pierde el rumbo o se encuentra en aflicción.
Me recuerdo, entonces, de ti, madre amorosa, sosteniéndome la infancia rica de canciones de arrullo, así como de otras melodías de ánimo, que siguieron conmigo por todos los días y noches de mi existencia terrena.
Te evoco, como el náufrago agarrándose a cualquier madero que le proporcione la esperanza de la salvación. Y nunca quedé sin tu apoyo de seguridad!
Hijos de la Tierra!
Disfrutando de la felicidad de tener a vuestras madres como vigilantes a vuestro lado, envolvedlas en dulzura, retribuyéndoles las noches de insomnio por la ternura de vuestra dedicación.
Pero, si, por casualidad, ellas retornaron a las regiones estelares de donde vinieron, evocadlas y honradlas, y recibiréis de ellas, ángeles sublimes que son, las bendiciones y la intersección junto a la Madre Santísima de la humanidad en favor de vuestras necesidades.
Ángeles maternales!
Velen por nosotros, vuestros hijos que transitamos por los ásperos caminos de la evolución, tropezando y cayendo.
Si, por alguna razón, vuestra madre no corresponde a la condición de ángel, amadla, asimismo, porque, abatida en el abismo de la locura, no pudo disfrutar la felicidad de cumplir con el deber sagrado.
Dios os bendiga, madres de la Tierra y os faculte, hijos queridos, la gloriosa honra de amarlas y respetarlas, mientras están en el camino con vosotros!
Amélia Rodrigues.
Psicografía de Divaldo Pereira Franco, en la reunión mediúmnica de la noche del 5 de abril de 2010, en el Centro Espírita Camino de Redención, en Salvador, BA.